lunes, 16 de enero de 2012

Romances Porteños...


 
Yo no sé si a ustedes les ha pasado pero ¿Se han soñado en pleno romance con un famoso? Bueno, pues yo sí, con tres cantantes y todos argentinos. En las líneas que vienen a continuación les doy permiso para que se burlen de mi todo lo que quieran, pues yo ya me canse de reírme de mi misma!

Hace poco menos de un año soñé que era la novia oficial de Carlos Gardel. Pero antes de cualquier titulo que se le pueda otorgar, estábamos perdidamente enamorados. La escena transcurrió en un cine, supongo que porteño. Había una atmósfera en blanco y negro, hasta el rostro de él, el cual tenía muy próximo, su mirada era demasiado real y brillante, nuestras caras de imbéciles también eran muy reales. De la peli salía un vals de fondo, estábamos muy elegantes. Pero fue todo tan verdadero, que me desperté con una extraña sensación entre la emoción y  la risa.

Sé que si viera a Carlitos ahora, me parecería un señor demasiado formal y engominado, me costaría verlo como la estrella que fue. Seria mas como una especie de tío metrosexual, con el que me encuentro uno que otro martes a tomar un té de boldo en el café de Los Angelitos, quizás. Pero bueno, después de ese sueño comencé a escucharlo más y comprender por qué cada día canta mejor.

Seis meses después soñé con Rodolfo (Fito) Páez. Que salto, pensé, de Carlitos a Fito jajaj. Estábamos en el living de la casa de él, muy relajados y escuchando música. El tenía una camisa amarilla. Dicen que no hay sensación de olor en los sueños, pero yo recuerdo que me encantaba el olor del tipo. Y no sé si allí termino el sueño, nos quedamos dormidos dentro del mismo sueño, Fito se quedo corto conmigo o eso es todo lo que recuerdo. Ahora pienso que mejor que el sueño haya terminado ahí. Me gustan algunas de sus canciones sus rulos, pero no me imagino con el algo más allá de un descanso en un sofá. Sería como un primo que admiras mucho y tienes buena onda, pero que no te inspira malos pensamientos. Aunque lo del olor me dejo pensando, pues la química con alguien comienza por ahí…

Y el último de todos, hace un mes largo fue con Andrés Calamaro, si señores, el mismísimo salmón. Estábamos en el supermercado haciendo compras, cual marido y mujer. Recuerdo para mi dicha que al carrito no le cabía ni una alverja más, pero el tipo lo llevaba con mucha liviandad y naturalidad. Lo mejor de todo, nadie se acerco a pedir autógrafos, nosotros plácidamente nos tomábamos una cerveza y comíamos queso mientras agregábamos más productos al carrito. Después de repente estábamos en la playa yo tomaba sol mientras leía y el dormía de medio lado. Recuerdo que cual cámara de cine, me quedaba mirando como en plano detalle y muy extrañada, su prominente barriguita blanca y ahí como un fundido a nube blanca, termino todo.

Andrés Calamaro me gusta como cantante, pero no me interesan los triángulos amorosos, ni los hombres con hijos. Él seria como ese buen amigo con el que te tomas una cerveza,  te acompaña a hacer diligencias o a hacer el mercado, pero no me imaginaba un beso con él en esa playa, o no sé si estoy muy exigente últimamente, pero un rock star me parece demasiado bohemio, con muchas giras, lejos de mi y con mujeres detrás. Además debe ser amigo de Fito! Así que tampoco da.


Bueno, aunque  el único rock star que besaría  seria Jim Morrison, ese  sueño si sería bien erótico. Así que pronto voy a comprar un atrapa sueños, para recordar todas mis experiencias oníricas, incluida la de Jim.

Y si, ¡soñar por suerte todavía es gratis y no cuesta nada! Lo que si les puedo decir, es que disfruté mucho esos tres romances. Buenos chicos ellos, al menos en ese plano y hasta ahí estuvo bien!

sábado, 14 de enero de 2012

Tigre de madera!


Últimamente me he dado cuenta que le tengo fobia a la gente, específicamente a las multitudes. Siempre que salgo a la calle me tropiezo con alguien,  me empujan o me pisan, también me encuentro con  toda clase de energías (unas no muy recomendables). Ojos que te roban brío, ruido hasta en los cafés, smog, niños malcriados, viejos verdes, etc etc


Como he disfrutado estos días en mi casa, leyendo, escuchando música, viendo el atardecer acá desde arriba. Cuando me baño y medito bajo el agua soy la más feliz del mundo, aquí estoy tranquila nadie me molesta y a nadie molesto.  Eternizo estos instantes que espero se prolonguen el resto del año, pero en una montaña o el mar mismo! No sé hasta cuando soporte la ciudad o si urgentemente necesite salir de ella! para volver a extrañarla. Tu aire me atrae Buenos Aires, bruja hechicera!

No sé si estas actividades que realizo en soledad son principio de vejez prematura, o vieja chota. Quizás sea solo una etapa más de mi vida. Me golpea el desarraigo y quizás también estoy más sensible a todo. Acá estoy en mi capsula, pero al mismo tiempo en el mundo y creando el mío propio. Me siento protegida aunque este sola. Y no niego que también le tendría fobia a quedarme sola por más tiempo, pero este es un aislamiento creativo, reflexivo.

Escribo, no me detengo. Acá me inspiro y el aire de mi balcón es más puro que el de la calle, seguro. Me encanta estar en el último piso del edificio y ojala fuera más alto! Soy libre, estoy tranquila. Hay momentos en que no quiero hablar con nadie, ¿será porque estoy acá escribiendo o porque nadie, solo yo puede comprender lo que me pasa realmente? Seré una eterna incomprendida? O mis amigos no han experimentado esto? O será que no todo el mundo soporta la soledad y le encanta el ruido y la muchedumbre?

A veces pienso que si tengo que estar sola en esta ciudad tan grande es porque tengo que escribir más, mas y mas o una sola gran obra maestra. A veces creo que experimentar la soledad es pesado, pero al mismo tiempo aliviante. Es que nunca estaremos conformes con nada! Ni siquiera nuestro cuerpo se calma, si dormimos mucho nos comienza a doler la espalda, si estamos de pie mucho tiempo también, si estamos sentados peor por que duele el culo, en fin…

También reconozco que a veces me entra un aburrimiento crónico que solo puede aliviar una buena película o ponerme a escribir, hace poco alguien me dijo: -Vicky, aburrirse es de inteligentes. Así que voy a seguir aburriéndome y que viva el ocio creativo!

He pensado que lo mejor de llegar a casa y estar sola es estar desnuda y tomar un vaso de leche (como ahora), comer con pocos modales, cantar desafinadamente, ¡hacer lo que se me dé la gana! También tomar distancia y desmenuzar gente: amigos, alguna pelea con un amigo, un encuentro inesperado, aquel que te gusta…


Acá continuaré pensando en ti, mientras banalmente investigo en internet nuestra compatibilidad en el horóscopo chino: tu tigre y yo cabra… Mira vos! jajaj es un coctel explosivo! Que bueeeenooo. Me imagino por momentos que estas aquí y nos arrunchamos, que tomamos fotos del atardecer y me sonríes…  Pero basta! no puedo seguir pensando en ti … no vaya a ser que me canse antes de tiempo y se me queme la tartita que está en el hornoooo!

miércoles, 11 de enero de 2012

El país del nunca jamás


Definitivamente hay cosas y actitudes de un hombre que me bajan la lívido inmediatamente, no solo eso, las ganas de  volverlo a ver y regalarle un ticket al país del nunca jamás! Y es que seamos realistas, a medida que pasa el tiempo nuestro filtro se hace cada vez más exigente, o bueno, al menos el mío! Lo cual no considero un defecto, si no una virtud!

Si te doy mi número de teléfono es para que me llames, no para que me mandes solo mensajes sin concretar una cita y me tengas como un trapo en remojo, además, no seas tan rata de estar mandando solo mensajitos, gasta la menos las primeras llamadas, rema un poco! Si me escribes un mail para vernos y tienes mala ortografía: “prezioza quiero berte”! Pufff me baja la pasión inmediatamente, lee un poco más, aprende a escribir y después hablamos. Si en la primera cita solo hablas de ti mismo y no me preguntas nada de lo que hago, sueño o pienso: chau egocéntrico.


El humor es sinónimo de inteligencia, si nada te produce risa, te tomas todo demasiado enserio o no me haces reír: chau aburrido, si andas mirando a la que está en la mesa de atrás o las piernas de la mesera: chau pajerito, si sobreactúas de romántico, dedicando canciones prematuramente, mirándome con cara de idiota, alabándome tanto, pensaré inmediatamente que algo no está bien en ti, o peor, me piensas boluda: Adiós. Si no te gusta trabajar: buscate otra que te mantenga. Si me besas  y todo mi rostro queda mojado: chau. Si quieres sexo tan pronto y  sin preguntarme al menos que música escucho: hasta nunca.

Bueno, si pasaste el filtro de la primera cita es porque puedo tener una conversación interesante contigo, me pareciste caballero, carismático  y me hiciste reír. Ahora empezamos a salir, te mostrarás interesado pero tranquilo, haremos distintos planes y sabrás llevar un equilibrio entre lo que nos gusta a los dos, tendremos salidas en común como ir al cine (buen cine), ir a comer, compartir un helado y viajar. Bueno si llegué a viajar contigo es porque la cucharita estuvo linda y  por supuesto el sexo  muy bueno, pero si por el contrario, en nuestro apasionado encuentro te descubro un tatuaje enorme en la espalda o algo aún más extraño, vas a viajar, pero tú solo, al país del nunca jamás. Si empiezas a gritar o hablar cual actor porno me comenzare a reír y no podre continuar, pero nunca más!

Si estas celoso de mi profesión de actriz o piensas que todas somos unas bandidas: Adiós. Si desayunamos juntos y me dices que  primero debo tomar  el jugo, después  el cereal, que la servilleta la debo doblar de tal manera: chau psicorígido del orto, yo como lo que quiera y cuando se me dé la gana, soy educada y tuve papá. Si me dices que aun quieres a tu ex: piérdete pelotudo, si peor: estas enamorado de tu mamá: chau me voy a ver psicosis  y  si resulta que estas casado: ¡andáte al infierno, no soy moza de nadie!.

Si te da por golpear puertas o jugar taekwondo con ellas: olvídate de mi flaco, si sales con una amiga: los acabo a los dos, si me gritas: me pierdo de tu vista. Si llevamos un tiempito saliendo y no me presentas a nadie de tu familia: me voy a Retiro. Si consumes antidepresivos o algo parecido: no soy enfermera, chau. Si tienes como vicio el juego, las mujeres, alucinógenos químicos, o las tres juntas, volaré sin dejar rastro.

Así la lista podría continuar, y sé que nadie es perfecto (de hecho lo que más me seduce de un hombre es su simplicidad y primitivismo) pero digamos que lo expuesto en líneas anteriores es lo más importante para mí y para muchas mujeres más!  Las y los invito a decirlo o a escribirlo...

lunes, 9 de enero de 2012

Vicky’s addictions



Arribo en Baires: Adicta a los alfajores. Los quería conocer todos y los probé todos. No solo eso, me volví catadora compulsiva.  Por las mañanas los cortaba por cuadritos, los ponía en la heladera y luego en la noche, a la luz de las velas, cual ritual erótico-gastronómico  me vendaba los ojos y probaba uno por uno, con mucha paciencia, hasta adivinar la marca. Por mi paladar rodaronTerrabuzi, torta de Terrabuzi, Jorgito blanco y negro,  Guaymallen, Vauquita, Havanna, Ser, Cachafaz, artesanales etc etc. 

Mi compulsión fue creciendo, al tiempo con mi barriga, así por un mes. Hasta que un suceso extraño me hizo comprender que no era normal lo que hacía. Una noche, quizás porque estaba muy cansada, o ya hastiada, confundí Cachafaz con Guaymallen. Eso era grave, sería como confundir a Cortázar con Coelho,  Elvis con Ricardo Fort o Jim Morrison con Enrique Bumbury. Me enfurecí mucho conmigo misma, hasta introducir en mi boca dos, tres  alfajores o los que cabían en mi boca. ¡Pensaba que ya no importaba, si se venía el fin del mundo!  Pero me detuvo el dolor de barriga y me salvaron unos cuantos vasos de agua. Así que allí termino todo. Me quedé con Jorgito negro clásico y Cachafaz,  que además tiene el mejor empaque. De vez en cuando me como uno y los disfruto con más placer!

Luego me hice adicta a probar toda clase de jugos: Nacionales e importados. En lata, vidrio, caja, de frutas tropicales, coco o piña, mix, tomate, light, vegetales etc etc. El supermercado Disco me quedo corto, entonces cada vez que podía, hasta dos o tres veces por semana, me iba al barrio Chino y compraba todos los que podía. Mi mochila pesaba, pero no me importaba, estaba feliz bebiendo hasta diez o más jugos distintos en el día. Un día la china del supermercado me dijo:
 -¿Usted tene una gualdelía, colegio? A lo que respondí: -No, pero a mis ocho hijos les encanta. No quería dar explicaciones de mi adicción, hasta en ese entonces secreta. Todo termino cuando le conté a mi psicóloga y me dijo con una tranquila sonrisa: -Vicky, vos escribís, escribí un blog, continuá tu novela, volcá tu adicción en la escritura, así fue que los dejé. Y a ella también.

Luego, una tarde de sábado al pedo, entré en el Planetario. Quedé fascinada con la proyección de todo el universo, mil formas indescifrables de todos los colores y tamaños, se rendían ante mí bajo la sinfonía de una nueva música. Recordé uno de mis libros favoritos: El Principito. Volví a mí depto, mire el techo por mucho tiempo y comencé a imaginar allí el orden de mi propio cosmos: En que lugar pondría los planetas, satélites, el sol, la luna, estrellas, cometas etc etc. Al otro día compre esas laminitas de colores, de las que se iluminan en la oscuridad. Compre muchas, pero no las iba a colocar sin un diseño u orden, cada una tendría una razón de ser y estar. Comencé con un cinturón de asteroides, demore toda una tarde poniendo solo catorce fichitas, al otro día continúe con el sol, luego la luna con todo y manchitas, miles de estrellas de diversos tamaños, galaxias elípticas, espirales, irregulares etc etc Y así dure casi más de un mes, hasta que una noche pude dormir satisfecha, extasiada en mi cama con toda la vía láctea en mi cara.

Y mi más reciente adicción: Una tarde de diciembre me fui sola al parque Rosedal a tomar el sol, cuando de repente una pepita me cayó en el pecho. Eran semillas  de un árbol, del cual jamás averigüé su nombre, pero me encantaron, parecían frijolitos de madera. Ese día agarré muchas, no sabía aun que hacer con ellas, pero seguí yendo día de por medio al parque y después de un leve trote, me disponía a recolectar todas  las que  podía. Muchas veces sentí que la gente mi miraba de manera extraña, quizás era el nuevo personaje del parque, la loquita de las semillas, pero como muchas cosas no me importaba, era felíz. 

Un día me fui al Once y compré varias circunferencias de icopor, de todos los tamaños posibles. Y comencé a pegar las pepitas, mientras entonaba canciones de Luis Miguel, Los redondos y una que otra de Sandro y Chávela Vargas. Y así comenzó mi verano. Me parecían muy estéticas, toda una obra de arte. Pero de repente mi depto era un lugar lleno de circunferencias de semillas, iba al baño y allí estaban como observándome, me tropezaba con ellas por todos lados, abría el placar y caían en mi cara, se colaban en mis sabanas, desayunaban conmigo, ¡hasta un día me salió una en el cereal!

Parecía que habían cobrado su propia vida. Una noche soñé que una de ellas, muy grande me perseguía, yo corría y corría por el Rosedal, era de noche, yo saltaba las flores agitada, finalmente me alcanzaba y próxima a morir aplastada, me desperté empapada en sudor. Ese mismo día hice negocio con una amiga diseñadora y le dejé unas cuantas. Las otras se las regalé a mis amigos, al panadero, al encargado y a la señora de la lavandería. Solo sobrevivieron dos medianas que adornan  mi comedor y que de vez en cuando miro con sospecha.

Ahora estoy tranquila, pensando cual será mi nueva adicción, quizás   sea  escribir en este blog…

Chaucito…

viernes, 6 de enero de 2012

Mi rey mago


Y llegaron Melchor, Gaspar y Baltasar. No sé por qué estaba bailando tanto tiempo con Melchor, si a mí el que me gustaba era Baltasar, y no porque fuera racista, pero Balta me parecía un tipo más completo: intelectual, atractivo y más sensible a lo artístico. Hace tiempo no tenia en mi vida una persona que me disparara la cabeza, (en el sentido metafórico por favor), alguien de quien puedas aprender cosas, te sorprenda y tu a él, se pueda profundizar en un tema, tengas una verdadera retroalimentación.
¿Por qué razón en la vida te gusta a quien no le gustas o no te da importancia y te llama quien no quieres que te llame? ¡No sé por qué termine bailando casi toda la noche con Melchor, si a mí el que me gustaba era Baltasar! ¿Sería porque meneaba muy bien las caderas y yo con mi sangre latina me deje seducir? Balta no paraba de mirarme y yo en medio del reggaeton barato y el  tonificado brazo de Melchor, también le hacía ojitos como diciendo: Espérame, quizás sea contigo con quien me vaya.
Por su parte Gaspar era lo más neutro posible, son esos amigos que tiene la mayoría de los hombres, de pocas palabras y muy observadores. El bebía relajado y observaba toda la situación, por momentos se hacia el boludo, pero en dos o tres ocasiones le dijo una breve frase a Baltasar, hasta que en la tercera se lo llevó, supongo que a dar la famosa vuelta de levante por el boliche.
En ese momento no me importó y le pregunte a Melchor disimuladamente que onda Balta, si estaba de novio, a lo que me respondió riéndose -¿Te gusta? –Sí, me gusta. ¡Eso es lo que hay que atreverse a decir chicas!, para ahorrarse muchos pasos y no estar o ilusionar al hombre equivocado.
-Termino hace poco, se  enredó  con una que le fue infiel con el ex, así que esta medio despechado. Por eso vinimos esta noche a bailar, porque en realidad tenemos más regalos que repartir,  supongo ahora los dejaremos en la plaza y ¡que los agarre el que quiera!
Bueno, ¡pero estaba libre! Pensé aliviada.  
-Y hablando de regalos ¿Qué nos pediste?
-Por ahora un viaje a Brasil con Baltasar.
Mel se reía. Que buenos dientes tiene este negro, pensé. Pero el que Me gustaba, y desde hace tiempito era Balta. Además era el rey! ¡Basta de príncipes que solo terminan siendo sapos disfrazados! El rey, este si podía ser el hombre de mi vida, pensé por centésima vez!

-Baltasar  es buen amigo, buen tipo, le gusta estar de novio, pero no es nada fácil. Recuerda que en sus ratos de ocio es guionista, así que como vos estará mucho tiempo ausente, en su propio mundo, con su computadora.
-¿Y qué?  Yo le puedo dar una opinión, o muchas, hasta ayudarlo a corregir…
Melchor se reía y me servía más Fernet.
-Basta Mel! ¿Me quieres emborrachar?
En ese momento reaparecieron  Balta y Gaspar, con una sonrisa de oreja a oreja, dos gatas gemelas, de tejanos rotos y un top que casi les disparaba las lolas hacia el cuello. Por un momento quede en suspenso. Mel me miró como diciendo: pobre, lo que me impulso a actuar más rápidamente, ¡Tenía que ganar mi territorio! Así que primero los motivé a bailar en círculo, para poder mirar fijamente a Balta quien en ese momento me guiñó el ojo, elevándome al cielo!
Aproveche el cambio de música, una de Sumo enloqueció a la multitud, y en ese mini pogo descarado, empuje a la gata de pelo negro azabache, tatuaje en la lola derecha y labios irreales. Creo que salió directo por la puerta hasta el cielo, o quizás  al mismísimo infierno. 

Quede frente a Balta, quien me abrazo fuerte, sonreímos y nos besamos. No sé si perdí la percepción del tiempo y el espacio, pero de repente toda la gente estaba aplaudiéndonos, parecía todo un sueño, con las luces de neón en barrido, la música, él y yo. Sumo para mí era un allegro en fa mayor, las luces de neón lámparas de palacio y yo la reina. Hacía tiempo no pasaba el ridículo de manera tan divertida,  no concluía una noche  sintiéndome tan plena y contenta…
¡Feliz día de reyes!

jueves, 5 de enero de 2012

Detective por un día...

El tipo me gustaba tanto que había decidido seguirlo. Al principio pensé que era una psicópata por tan atrevida y arriesgada  tarea, pero después imagine en ello un divertido juego.  Además, podría verlo un poquito más después de clases, saber sus gustos y ocupaciones  y por qué no: Conocer  su morada. Estaba con un amigo, un gordito que no me agradaba en lo más mínimo, ¡Ni por hipocresía podía hacerme amiga de aquel sujeto tan baboso, para acceder a usted! Caminaron pocas calles después de la universidad, se despidieron. Habría querido en ese momento ser el gordito para tocar su espalda y sonreír al unísono, con esa complicidad que por mi orgullo o temor hasta ahora no teníamos. Boterito se fue para la izquierda y usted a la derecha.  Pensé que lo mejor de seguirlo era ver su culito moverse bajo esos gastados jeans. Nunca me he fijado en esa parte del cuerpo masculina, hasta que lo conocí y en ese instante recordé lo maravilloso que estaba su trasero, el único que me importaba en ese momento de mi vida, creyéndolo el  mejor de todo el universo y el mas allá.
Cruzó la avenida con rapidez y aquella maniobra me tomo por sorpresa, pues los autos comenzaron a andar y yo en mitad de la avenida, ¡esquivándolos! Nunca había recibido tantos pitos y puteadas en mí vida. Al mismo tiempo corría como una anciana jorobada,  para que sus ojos no me vieran, mientras al unísono pensaba en mi cercana y pelotu-romántica  muerte.
Finalmente llegue al otro lado, despeinada y con el corazón  latiendo. Usted caminaba sereno, con sus rulitos al aire. Pensé un momento en su vida. Con ese equilibrio entre lo rápido y lento, si se debatía entre lo ágil y pausado, todo en el momento justo, quizás fuera un alegre melancólico, entonces  yo caería rendida a sus pies, como casi sucedió  en la avenida.
Se detuvo en un kiosco y encendió un cigarrillo, me escondí detrás de un poste. ¡Qué sexy se ve fumando por Dios! Y esa barba de tres días me enloquece. Continuamos nuestro  camino, el número de transeúntes aumentaba a esas horas pico. Oficinistas, estudiantes y señores, seguramente con deseos de descansar y yo allí como una más de la ciudad, ¡jugando a la detective!
Entró a un estacionamiento, yo, la pobre sin auto, esperaba un taxi afuera, pero ninguno pasaba. Comenzó a lloviznar en ese momento, esos diluvios repentinos y clásicos de Bogotá y yo sin sombrilla. Me salió un improperio Argentino: ¡La concha de tu madre! No pasaban taxis, a esa altura ya estaba bastante mojada y sin saco. Busqué mi celular para llamar uno !No estaba!, quizás rodó por el pavimento de la avenida, mientras su dueña corría tras el amor. Había un señor estacionado al frente, por un momento pensé en ofrecerle dinero si me ayudaba en mi labor de espionaje, pero una gata de aquellas de shorcito de cuero y tacón aguja, se me adelantó gritando sobreactuada: ¡Hooolaa papitooooo poséyeme!  
Me recargué en el muro buscando un  techo, un leve frio recorrió mi cuello, era una plaqueta muy discreta que decía: Motel Las delicias. ¡Mirá vos!  
No sabía si reír o llorar, parecía todo una tragicomedia,  yo su actriz principal y usted ahora convertido en un galancete de cuarta.
Después de esa sorpresa decidí auto castigarme. Caminar bajo la lluvia, con muchas calles por delante, sola y aburrida. Mientras usted probablemente ya entraba en el jacuzzi con una copa de whisky, junto a la rubia gata del semestre de arriba, si, la que se ríe como cerdito destripado. O quizás, con nuestra profesora Polaca, con la que tan bien se lleva y le califica cinco en todo!

Pensé también que este sería el primer y último día que perseguiría a un hombre. Otro improperio argentino salió de mi boca en esa tarde gris de ciudad: ¡Andate a la concha de tu madre… boludo!